Las estaciones del año tienen un papel protagonista en nuestras emociones, en la manera en que nos sentimos, percibimos y afrontamos nuestro día a día e incluso en los aspectos en los que centramos más esfuerzo y atención.
Después de un verano en el que vivimos hacia afuera, el otoño nos invita a reconectarnos con nosotros mismos, volver a la rutina y evaluar cómo nos sentimos en ella, planteándonos los cambios que queremos introducir.
Es una época perfecta para poner conciencia sobre aquello que ya no nos es útil, para fijarnos en aquello que aunque en el pasado nos hiciese sentirnos bien, nos aportase seguridad, nos diese tranquilidad, ahora ya no lo percibimos de igual manera...