“Que la alimentación sea tu medicina y tu medicina sea la alimentación”.
A este dicho reconocido por todos los que trabajamos a diario con los nutrientes esenciales y con la dietoterapia tendríamos que añadir: Mala medicina será tu alimentación diaria si está plagada de aditivos, conservantes, carne “finamente aliñada” con dioxinas, hormonas y antibióticos, que “si no está loca, está tocada del ala”, vegetales “delicadamente” irradiados o ¡como no! exquisiteces transgénicas “a la carta”, donde un tomate o unas fresas han sido modificados con genes de un pariente cercano (¿¿¿???): “un pez de mares fríos”.
Discúlpame el sarcasmo, estimado...