La sabiduría que subyace tras el diseño del ser humano hizo que el bebe sea capaz de asimilar completamente las caseínas de la leche materna. Somos nosotros los que desvirtuando lo que la naturaleza manda pretendemos que el bebe tenga que asimilar lo que no es posible, o al menos totalmente, ya que la proteína de la leche animal pasa al intestino delgado digerida de forma parcial, dado que la propia leche neutraliza los ácidos gástricos necesarios para su disgregación. Este problema se complica a la edad adulta, ya que con el paso del tiempo los niveles de renina gástrica, enzima necesaria para la ruptura de las moléculas de caseína, disminuyen considerablemente...