Fue descubierto en 1952 y comercializado en Europa desde 1976. Sin embargo, no muchos profesionales de la salud conocen las extraordinarias virtudes de este nutriente.
La SAMe se manufactura a partir del aminoácido metionina y el trifosfato de adenosina (ATP). Cuando es convertido en SAMe, dispone de un “metilo” extra, fundamental en importantes reacciones cerebrales. Es precisamente en este campo donde mayor partido se le puede sacar al SAMe, ya que interviene en el metabolismo de los neurotransmisores y cuando pacientes deprimidos los toman tienen un aumento en los niveles de dopamina y serotonina. La SAMe mejora la capacidad de los neurotransmisores para adherirse a los receptores de las neuronas (R. Firshein 1998).
No debemos olvidar, además, que la SAMe es un agente lipotrópico por excelencia, inhibiendo la acumulación de depósitos grasos en el hígado. Además, potencia la producción de cisteína y glutatión, desintoxifica y protege las membranas celulares
y el hígado. Resulta igualmente interesante cuando existen problemas funcionales en la vesícula biliar. Los doctores Roberts y O'Brien indican que es fundamental en la
detoxificación de fármacos y otros compuestos nocivos.
En 1990 se realizó un estudio con veinte pacientes escandinavos que padecían depresión. Se les suministró SAMe. Con nueve de ellos se consiguieron excelentes resultados. En 1994 otro estudio comparó la SAMe con los antidepresivos desipramina en 26 pacientes. Al cabo de cuatro semanas, el 62% de los pacientes que tomaban SAMe y el 50% de los que tomaban desipramina habían mejorado. Otro hecho significativo de este estudio fue que en ambos grupos de pacientes mejorados se encontraron aumentos medibles de SAMe en sangre, lo que hace pensar que el SAMe guarda alguna relación con el proceso etiológico de la depresión o de ciertos tipos de depresión (R. Firshein 1998)...