El primero en descubrir sus propiedades fue, en 1753, un médico escocés llamado James Lind. Si buscamos en los libros de historia, veremos que en aquella época, cuando los navegantes se hacían a la mar, contaban con unas raciones de alimentos que comprendían carne en salazón, galletas y agua. Con cierta frecuencia se veían aquejados de debilidad, encías inflamadas o sangrantes, se les caían los dientes, se les hinchaban las articulaciones, se les volvían a abrir la heridas que ya habían cicatrizado y, en la mayoría de los casos, acababan muriendo. El escorbuto ( el nombre de esa enfermedad) era la causa más frecuente de las muertes en el mar. Lind aseguraba que el remedio para esa enfermedad era el zumo de lima y, siguiendo sus recomendaciones, los navegantes empezaron a llevar cargamentos de limas para sus largas singladuras. Sin embargo, las investigaciones acerca de la vitamina C no se llevaron a cabo hasta el siglo XX...